Cambiar un hábito alimenticio requiere un trabajo de conciencia, dado que generalmente los hábitos se asocian a conductas automáticas y en la mayoría inconscientes. Los hábitos aparecen en nuestras vidas por varias razones, ya sea por imitación o por algún desencadenante en la vida que nos lleva a adquirir ciertas rutinas.
¿Puedo cambiar un hábito alimenticio en 21 días?
Eso depende de hace cuánto tengas adquirido ese hábito. No es lo mismo cambiar un hábito alimenticio que tienes adquirido desde la niñez, a un hábito que lo has incorporado a tu vida en el último año; además se debe tener en cuenta a qué se tiene asociado esa rutina (aburrimiento, placer, estrés, tristeza, social, etc) y también la intensidad con la que se enfrenta una persona con ese hábito: algunos están más arraigados que otros, por lo tanto, habrá personas que podrán cambiar un hábito alimenticio en un par de semanas, mientras que a otros les puede llevar varios meses modificarlos.
Por lo tanto, vamos a olvidarnos del tiempo y a poner en marcha estos tips:
1. Decisión: es importante tener la decisión interna de cambiar un hábito alimenticio, sin importar el tiempo que te tome.
2. Momento de tu vida: si estás pasando un buen momento en tu vida, es más probable que tengas más energía para modificar los malos hábitos; si por el contrario estás con muchas situaciones que tienes que atender, quizás podrías plantearte cambiar un hábito que no conlleve demasiada dificultad, por ejemplo, incluir más líquidos a lo largo del día o cambiar la merienda de un bollo por una fruta, etc.
3. Razones por la quieres cambiar un hábito: lo ideal es tomar la iniciativa por un deseo y motivación propia y no depender de otras situaciones o personas, por ejemplo, quiero comer más saludable porque quiero bajar de peso para la boda de mi amiga. Probablemente este cambio de hábito alimenticio tenga un fin (cuando haya terminado la boda de tu amiga), igualmente puedes usar este evento como un puntapié a iniciarte en una alimentación más saludable y ser consciente de que puedes mantener esta alimentación saludable durante más tiempo.
4. Detectar el hábito alimenticio que desees cambiar, por ejemplo, reducir los productos snack o bollería industrial, dejar las bebidas azucaradas o con alcohol, dejar de comprar comidas procesadas, etc.
5. Identificar qué desencadena el hábito nocivo, por ejemplo, adquieres alimentos tipos snack cuando estás en la oficina, te gusta tomar un dulce luego de comer, consumes mucho alcohol cuando estás con amigos, por las noches al llegar a casa te gusta picotear lo que encuentras…
6. Planifica el nuevo hábito saludable, por ejemplo, cambia el snack de la oficina por frutos secos; consume una fruta o yogur de postre en lugar de tomar dulces; por las noches, suprime el picoteo por la opción de descansar un rato en el sofá, es decir, para cambiar un mal hábito es ideal sustituir este por otro hábito saludable.
7. Motivación: es importante que seas consciente de los pequeños logros que estés haciendo; si un día no puedes concretar lo que te propusiste, no te preocupes e inténtalo al día siguiente. Los cambios de hábitos no son tan lineales, seguramente te encontrarás en más de una ocasión con menos energías para concentrarte en modificar dicho hábito.
8. Insistir: lo más importante para lograr el éxito de un cambio de hábito alimenticio es tener constancia, así que insiste las veces que sea necesario.